Rincón del Socio

Ushuaia – Capítulo 2°

Cuando se tiene la intención de viajar a la Antártida es de uso y costumbre recalar en la ciudad de Ushuaia.

Como el atleta ágil y entrenado que ejecuta el salto en largo, corriendo vertiginoso hasta dar el impulso final en este puerto del sur, hacia el salto mayor.

Ushuaia-1Aquí es donde se aguarda hasta que las condiciones meteorológicas aporten un periodo de buenos vientos, como un espectador francés que espera elegante en le foyer, para entrar al mágico teatro de hielo.

Llegando en vuelo

A veces el barco recibe personal que llega en avión como el caso nuestro.A diez mil metros de altura y con un estrato cúmulo cubriendo los ocho octavos del firmamento es imposible ver el legendario paisaje de la Tierra del Fuego. Con cierta ansiedad y la “ñata contra el vidrio” vigilaba una imagen gris que no terminaba nunca de aclarar, cuando de pronto se abrió un hueco entre los vapores flotando, en el preciso instante en el que el comandante de la nave anunciaba una altura de vuelo de tres mil metros.El cuadro de la naturaleza y su impacto visual fueron soberbios al descubrir las representaciones pictóricas de un ondulante y gigantesco “jardín” de coníferas, mientras que , nada menos que el estrecho de Magallanes se abría paso entre las dos costas como dejando la pequeña isla del sur a la deriva…esa Tierra del Fuego con figura de triángulo rectángulo caprichoso.Las montañas cordilleranas parecían construidas con una cartulina manchada de blanco que un niño inquieto anduvo repartiendo por todos lados.Llegó el turno del lago Fagnano que los antiguos y oriundos habitantes, llamaban Kami en la lengua de los selk ́nam.
 Esas “aguas anchas”, como invoca su nombre, que marcan la antesala de la ciudad de Ushuaia ya con el avión en su ángulo de bajada y los pasajeros aprontándose para el aterrizaje final.Hasta que llegó la figura del puerto, provocando una emoción similar a la que genera cada vez que se recala en sus aguas someras y tranquilas.

Quizás uno de los rasgos más salientes de la arquitectura típica o tradicional de la ciudad, sean sus cúpulas con especial diseño de ángulos
 agudos, recordando los capirotes usados antiguamente por onas y shelknan en sus ceremonias de iniciación a la juventud, ampliando el encanto por estas edificaciones con personalidad sureña.

Son muchos los diseños que marcan casi una obsesión por estas geometrías afiladas de los techados, seguramente inspirada en los picos que adornan el entorno, con las imágenes serranas del Monte Olivia y Los Cinco Hermanos, cuyos perfiles proponen esas cúpulas angulares.

Hay una cierta gracia que debe haber inspirado, a los arquitectos lugareños que también diseñaron y construyeron los tradicionales locales de las empresas de turismo, sencillos, campestres y artesanales, que decoran el puerto con sus ofertas de viajes por el Canal de Beagle.

Ushuaia está de fiesta recibiendo a los turistas con programas de toda índole como la galería temática, los free shops, artesanías en rodocrosita o maderas lugareñas, casinos, centolla, merluza negra…

Flores, las más australes y hielo (¿?)

En el año 2008 fueron a la Antártida 42.000 viajeros marcando lo que hasta ahora es un récord de visitantes, haciendo que este tipo de turismo se haya convertido en una especie de moda mundial traducida en el arribo de más de doscientos buques de pasajeros en la temporada estival.

Un antiguo velero, con aparejo de goleta y más de sesenta metros de eslora, muestra su histórica y secular imagen amarrado a los muros del puerto, mientras sus tripulantes se entrenan en las artes de la navegación a vela.Un barco escuela que ostenta la bandera de la Unión Europea, dedicado a navegar por los rincones del planeta y como en este caso, a la espera de la “ventana meteorológica” que les permita con buenas condiciones climáticas cruzar el Pasaje de Draque.

Ventana de buenos vientos que acechamos todos para zarpar con el mismo anhelo y tener el placer de compartir el rumbo en un binomio de barcos navegando por estas particulares aguas, junto al Guardacostas Mantilla.

Ushuaia, o el principio de todo

Una cierta rebeldía o reacción, provoca esa frase usada como distintivo del lugar, llamándolo “fin del mundo”, cuando existen otras características que lo distinguen con más precisión y gentileza, como destacar que esta población es considerada la más austral en este mundo, con la mayor latitud de las ciudades argentinas y para ser más precisos, su “distancia angular” con respecto al ecuador es de 54°48′ 30′′ Sur. Esta comunidad informa a sus visitantes sobre ciertas normas, tratados y políticas de convivencia internacional y protocolos turísticos.

En el puerto de yates hay decenas de veleros esperando su turno para zarpar por las recaladas del Canal de Beagle, el mítico Cabo de Hornos o la mismísima Antártida.

Pingüinos

Así como el perro es el llamado “mejor amigo del hombre”, en estas regiones esa distinción la ocupa el pingüino que se lo homenajea de todas las formas posibles, comenzando por los artesanos que los fabrican en varios tamaños y colores. Desde el pingüino emperador, el pingüino rey, el famoso jarra, ideal para un borgoña, el pingüino vidriera…y una especie de pingüino nuevo que no ha sido bautizado todavía…

Una extraña desaparición anecdótica

Llegó el día de la zarpada, prevista para las diez de la noche, hora que por supuesto todavía hay mucha claridad, pero a las ocho me dirigí abordo para llegar con un buen margen de tiempo.La calle San Martín es el paseo principal de la ciudad que corre casi paralela a la costa y bastante elevada, cuestión que al pasar por las esquinas se observa el puerto desde unos diez metros de altura. No parecía importante en principio, pero no visualicé la imagen de los tres barcos de prefectura amarrados en andanas contiguas que me habían dado motivo para obtener una foto el día anterior.Con un poco más de detenimiento traté de descubrir los tres barcos cuya desaparecida figura no estaba correspondiendo a la figura habitual. Comencé a bajar por la calle hacia el puerto con una creciente ansiedad en pos de una estampa conocida pero ausente, los buques seguían sin conformar la escena esperada. Ya casi no había duda, los barcos no estaban, se habían desmaterializado o algún hechizo Yámana los evaporó o trasladó hacia otra dimensión. De ninguna manera cabía la posibilidad de estar volviéndome loco o delirante, a pesar de los conjuros autóctonos y que ni ebrio ni dormido afectaban mis sentidos que hasta ese momento parecían normales.No podían haberse ido los tres juntos y al mismo tiempo.Finalmente llegué a la estación de control del puerto, jadeando e incrédulo, a preguntar cuál sería el destino de las naves misteriosamente esfumadas.La persona encargada de controlar los accesos de viajeros me contó que había llegado un buque de pasajeros antes de los previsto y vaya uno a saber, porque apuro, las autoridades del puerto solicitaron el sitio que ocupaban mis desaparecidos barcos…La sorpresa se mezcló con un sentimiento de culpa por no haber llegado más temprano, junto a otro más inconfesable que me colocaba en un rango de menor jerarquía en la escala zoológica de la inteligencia, más conocida quizás como el “tonto de capirote”, para hacer mención a las primeras imágenes asimiladas en este mitológico lugar.

Pero el final fue feliz ya que la lancha de la Prefectura me acercó a bordo de mi barco que estaba anclado en la bahía.No sé exactamente porqué pero al llegar toda la tripulación me recibió con un aplauso…(¿?). Cuando se abre una puerta entra impetuoso y casi insolente, el paisaje que seduce todo el tiempo, dejando contemplativo al testigo que tuvo la suerte de encontrarlo. Es muy extraño, pero descubrir azorado tanta belleza, parece convertirse en una labor, realizada con esa natural vocación humana por lo gratificante que no insume ningún esfuerzo.

Esta imagen parece armada por la oficina de turismo del lugar, pero es nada más ni nada menos que el mismísimo arcoíris dando el marco de una cúpula de colores para resaltar este hábito turístico. El lugar parece un salón náutico internacional donde todos los días del verano concurren cruceros esbeltos a lucir sus diseños navales.

Autor: C.U. Alejandro Stero Sellarés / Perito Naval en Navegación y Maniobra.